El parque de Nara, en Japón, acoge un conjunto de templos que se dispersan entre explanadas verdes repletas de ciervos, pero, sin duda, el templo Todaiji, es el principal y más impresionante de todos ellos.
Da igual que seas o no creyente. Cuando atraviesas su puerta de acceso se respira una quietud y un ambiente absolutamente espiritual y místico. Viendo esta foto, que Iñigo realizó con un tiempo de exposición largo, que permite centrarse en el entorno y desdibujar a las personas que paseaban por allí, revivo las mismas sensaciones que experimenté cuando visité el templo Todaiji por primera vez.
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