Estas dos niñas, como muchos chiquillos bereberes, se pasan el día buscando fósiles entre la arena del desierto del Sahara. A media tarde, cuando los primeros viajeros comienzan a llegar, sacan su mercancía y la exponen sobre un pañuelo para seducir a los visitantes e intercambiarla por algunos dirhams.
Hoy, Día de la Mujer Trabajadora, recuerdo a estas dos niñas y a tantas como ellas repartidas por todo el mundo y deseo que tengan un futuro mejor, lleno de esperanzas y posibilidades.
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