En el trayecto de Jaipur a Agra está Fatehpur Sikri, una impresionante ciudad amurallada, que hoy se encuentra abandonada. Mandada construir por el emperador Akbar en el siglo XVI, fue capital del Imperio Mogol. Esta ciudad fantasma alberga imponentes palacios, delicados templos, construcciones administrativas y políticas, así como una cuidada infraestructura de calles, patios y fuentes, que mezclan los estilos hindú e islámico. Aunque su esplendor como capital de un imperio sólo duró 17 años, debido a la falta de agua, el lugar conserva intacta su magnífica arquitectura.
Me llamó especialmente la atención la delicadeza de la celosía de la Gran Mezquita, Jami Masjid. Elaborada en mármol blanco, está hecha con una delicadeza increíble, como si fuera un velo de fino encaje que permite ver lo que se encuentra al otro lado de una forma sutil. Intuyes a las mujeres con sus coloridos saris, a los turistas con sus cámaras colgadas del cuello y a los niños correteando por los patios y jugando con el agua de los estanques. Como se aprecia en la foto, parece que pudiera romperse con un soplido pero sigue perfecta con el paso del tiempo.
Sin duda, la Gran Mezquita, así como todo la ciudad, constituyen un lugar fascinante donde el tiempo se hubiera detenido. Aunque Fatehpur Sikri se encuentra a tan solo 35 kilómetros de Agra, es un destino menos frecuentado que otros puntos del Rajastán. Supongo que el estado de las carreteras en India y lo que tardas en realizar los desplazamientos debido a animales, carros o marchas multitudinarias religiosas provocan que ante la falta de tiempo, viajeros y turistas opten por Agra en detrimento de la monumental Fatehpur Sikri. Eso sí, aunque el número de visitantes no es comparable al que cada día acude al Tag Mahal, los lugareños ya han aprendido a avasallarte a la entrada de la ciudad imperial con todo tipo de souvenirs y con las estúpidas frases del tipo «hola, hola Coca Cola». Eso es lo peor de este lugar. Afortunadamente te olvidas en cuanto cruzas la majestuosa entrada.
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