Uno de los puntos fuertes de Galicia es su gastronomía así que hoy te propongo conocer Pontevedra mientras tapeas y degustas sus platos típicos y sus famosos vinos.
Casco histórico de Pontevedra
Empezamos por el corazón de la ciudad, pequeño pero muy bonito y bien conservado, con sus edificios realizados con grandes sillares de piedra y sus balcones llenos de flores de colores. Además cuenta con la ventaja añadida de que es peatonal por lo que callejear por el es una auténtica delicia.
Plazas:
La Plaza de La Verdura
Es la primera parada del recorrido. Este es el lugar donde antaño se celebraba cada mañana un mercadillo de frutas, verduras y castañas. Ahora es donde se aloja la Oficina de Turismo, así que con el mapa en tu poder disponte a recorrer cada rincón de esta maravillosa ciudad. En la plaza de la Verdura podrás disfrutar de la arquitectura con los típicos soportales y este es el primer punto para conjugar el verbo terracear, disfrutando de unos vinos.
La Plaza de la Leña
Está muy cerquita de la Plaza de la Verdura y es una de las estampas más típicas y pintorescas de Pontevedra; con el crucero en el centro y los edificios de granito de enormes ventanales de madera coloreados. Aquí el terraceo es imprescindible y tienes una gran oferta para beber y comer. El restaurante Rúas, que también tiene hotel, A casa da Leña, o Eirado (muy bueno, pero con precios más elevados).
La Plaza de Teucro
Según cuenta la leyenda, Teucro, un arquero griego, fue el fundador de Pontevedra y esta plaza es una de las más señoriales de la ciudad, rodeada de grandes mansiones y palacetes. En este lugar de encuentra la tapería y vinacoteca Cámara.
La Plaza de La Pedreira
Acoge el pazo de Mugartegui, sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas y lugar donde se ofician las bodas civiles de la ciudad. Allí nos reunimos para celebrar la boda de mi querida amiga Bea, que es la que me ha enseñado todo de Pontevedra y sin cuya ayuda no habría sido posible este post.
Iglesias de Pontevedra:
La Basílica de Santa María La Mayor
Dicen los expertos que es una de las obras más perfectas de la arquitectura gallega del gótico. Rodéala por completo para apreciar todas sus fachadas y los rincones recoletos que la rodean. Y es que en Pontevedra hasta los solares tienen encanto. Visitando la ciudad, a espaldas de la basílica he descubierto un solar que solo mantiene dos de sus paredes, por supuesto, de piedra, cuajadas de una frondosa hiedra en la que dan ganas de zambullirse.
Para saciar el apetito tras ver la basílica de Santa María, acércate al Bar El Pitillo. Rúa Alta, 3. Un clásico para tapear lo típico de la tierra: pulpo, calamares, pescadito frito, empanadas, pimientos de padrón, tortilla y zorza (lomo de cerdo adobado y troceado con patatas fritas). La relación calidad/precio es increíble. Comer de picatín te costará poco más de 15 euros por persona. Si vas durante el fin de semana, te recomiendo que lo hagas pronto ya que se llena. Eso sí, el servicio es rapidísimo, tanto, que como pidas muchas raciones te lo traen todo a la vez y corres el riesgo de que se enfríen.
La iglesia de la virgen de la Peregrina
La patrona de Pontevedra tiene una iglesia circular, mejor dicho, en forma de vieira, el símbolo de los peregrinos. Su arquitectura recuerda mucho a la de las iglesias portuguesas.
Situado justo detrás de iglesia de la Peregrina se encuentra el Bar Parvadas. Rúa González Zúñiga nº 6. Un sitio típico y “enxebre” o sea, auténtico, genuino y 100% gallego. Está decorado con fotos antiguas de Pontevedra y con instrumentos musicales de la tierra. Lo mejor es atravesar la parte interior y dirigirse a un patio-terraza que tienen debajo de un emparrado. La carta es muy corta, a base de raciones y tapas pero todo está muy rico. Cuidado con el vino blanco de la casa que entra solo pero pega de lo lindo. 😊
Y si te gustan los helados, al ladito de la plaza de la Peregrina también tienes Vía Veneto, rua da Oliva 15. No abandones Pontevedra sin probar uno de sus helados artesanos. Recientemente ha abierto otra heladería en la plaza de la Verdura.
Mercado de Pontevedra
Como no podía ser de otra manera, tras un sólido edificio de piedra con arcos en la entrada accedes al mercado de la ciudad. Es una delicia pasear entre los puestos impolutos de pescados y carnes en la planta baja y de flores, verduras y frutas en la de arriba. Podrás comprar el marisco y en el momento te lo cuecen en la planta superior. Tendrás que ir a primera hora para ver la actividad del mercado en toda su dimensión.
Si con el marisco te has quedado con hambre tienes más opciones en las proximidades. El Verdún rua Real, nº46. Cocina tradicional y muchos platos con diferentes quesos de las denominaciones de origen gallegas. ¿Has probado alguna vez el pulpo con queso de tetilla? Y terminamos esta zona con una opción de altura, Ultramar – Pepe Vieira. Rúa Padre Amoedo Carballo nº3 . Es la versión tapeo y low cost del chef con estrellas Michelin. Muy famoso el bocata de calamares.
Ruinas del convento de Santo Domingo
En plena alameda de Pontevedra impacta descubrir los vestigios de un convento del que solo quedan algunas paredes, muy bien conservadas, con sus arcos y a cielo abierto. Y hablando de cielo, llegarás a el si pruebas alguno de los dulces de la pastelería Capri, la más famosa de Pontevedra. Su milhoja de crema no tiene calificativo. Sólo pruébala y luego me cuentas.
Podrás comprobar que conocer Pontevedra es fácil, cómodo, agradable y lleno de posibilidades para reponer energías. Aún así más de un gallego te dirá eso de «Seguro que quedaches con fame».
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