Marrakech es un destino ideal para desconectar a menos de dos horas de la península. Se trata de una ciudad cultural y socialmente interesante, segura, con buena gastronomía, barata y atractiva para las compras. Estas son las 20 cosas que debes hacer en la ciudad roja de Marruecos para disfrutarla al máximo.
Alojarte en un riad
Confirma que sea dentro de la medina y si es posible cerca de la Plaza Jamaa el Fna. Los riads son las casas típicas marroquíes. La construcción exterior no llama la atención; carece de ventanas para proteger el interior del calor abrasador del verano pero cuando cruzas el umbral es como si te adentraras en otro mundo. La edificación gira en torno a un patio central que permite el paso de la luz pero no del sol y las diferentes estancias de la vivienda se conforman alrededor de ese patio, adornado normalmente con los azulejos típicos de Fez y una fuente central.
Mi opción desde hace varios años es el riad Villa Wenge. Es pequeño -sólo tiene siete habitaciones-, asequible -reserva con antelación para obtener un buen precio. Yo nunca he pagado más de 80 euros-, con un servicio amable, una decoración típica marroquí pero con aires más modernos y, sobre todo, cuenta con una ubicación excelente, a medio camino entre la Plaza el Fna y la Plaza de las Especies (a solo 150 metros de esta última).
Salir del recinto del aeropuerto para coger el taxi
Solo son unos metros y evitarás pagar «precio de turista». Recientemente han puesto una tarifa oficial de 70 dirhams -eso dicen los taxistas- para el trayecto aeropuerto-Medina. Lo cierto es que nosotros pagamos 50 dirhams, tanto en el trayecto de ida como de vuelta. En cualquier caso, estos precios varían en función del día de la semana, si es de día o de noche, si te ven o no con «mucha pinta de turista» o si el conductor en cuestión tiene más o menos necesidad de hacer caja rápida.
Fijarte en las montañas del Atlas
Las puedes ver nada más salir del aeropuerto, en la carretera principal que te lleva a La Medina y a veces, también desde algunas terrazas de los restaurantes.
Admirar la arquitectura de la Madraza
Es el lugar donde niños y jóvenes se instruían en las enseñanzas del Corán. El patio de abluciones de la madraza Ben Youssef, con su fuente central, te dejará sin habla y en su interior, los trabajos de madera de puertas, ventanas y artesonados son excepcionales. Es una lástima que actualmente estén rehabilitando el edificio. En Marruecos nunca se sabe con estos proyectos pero es probable que la Madraza pueda permanecer cerrada al público dos años así que entérate bien antes de viajar a Marrakech para nos frustrarte.
La Koutubia
Buscar las similitudes entre la Koutoubia, la mezquita de Marrakech, y la Giralda de Sevilla. La obra sevillana se inspiró en la marroquí y salió ganando. Adoro Marrakech pero en esto no hay color. Sevilla gana por goleada. Sólo podrás ver la Koutoubia por fuera ya que sólo tiene permitido el acceso a musulmanes.
Pasear por los jardines Majorelle
En la zona moderna de Marrakech existe un oasis verde ideado por el diseñador de moda francés Ives Saint Laurent. Enamorado de este país, Ives Saint Laurent proyectó en Marrakech su casa y el jardín donde ahora reposan sus cenizas y que permanece abierto al público. Deberás coger un taxi.
Tomarte un zumo de naranja en la Plaza
Uno de los muchos encantos de esta plaza son sus puestos de naranjas. Durante todo el año puedes tomarte un zumo de naranja por 4 dirhams, o sea, unos 40 céntimos de euro, y si tu viaje coincide con la temporada alta de frutas, puedes elegir un zumo variado, con la fresa como protagonista. El precio de esta variedad son 10 dirhams. Los vendedores de estos puestos se modernizaron hace años y ya ofrecen su mercancía en vasos de plástico y en tres tamaños diferentes. Aún recuerdo cuando debías tomarte el zumo pegad@ al puesto en un vaso de cristal que los vendedores lavaban allí mismo en un barreño de plástico. Esta opción sigue existiendo pero ya sólo la ofrecen a la gente local.
Darte un homenaje en un hamman
¿Qué mejor plan después de un agotador día de pateo y compras en el zoco que rendirse a los encantos de un buen baño exfoliante con jabón negro y un masaje con aceite de argán…?
Los curtidores
Hacerte con un buen manojo de hierbabuena antes de adentrarte en la zona de los curtidores. Si vas con una excursión organizada o con alguien que se ha prestado «voluntariamente» a llevarte (te exigirá una propina luego) se encargará de facilitártelo. Si eres de l@s valientes que prefieren descubrir la ciudad por sus propios medios, no te olvides de la hierbabuena, el olor es insoportable. Para saber más sobre cómo trabaja el gremio de los curtidores en Marruecos y el por qué del olor pestilente pincha aquí.
Callejear por La Medina
Es la zona de la ciudad que se encuentra dentro de la muralla. Pasea sin rumbo entre callejuelas y deja que la ciudad te sorprenda. Rincones recónditos donde apenas hay nadie, tiendas escondidas con tejedores de algodón, barrios ocupados por diferentes gremios: el de los tintes, los curtidores, el cuero, la forja, la madera, el cobre,…
Saborear un té a la menta en la Plaza de las Especias
Siéntate en el Café de las Especias y limítate a ver pasar la vida. Los turistas yendo y viniendo, las vendedoras tejiendo los gorros de lana y bordando los dibujos de las cestas y los gorros de paja, los bereberes cargando con las alfombras que han elaborado las mujeres de su familia y que dejan en depósito a los vendedores del zoco para su venta, …
Acércarte a La Mamounia
No hace falta estar alojad@ para brujulear en los jardines y las zonas comunes de este hotel de lujo, ubicado en una antigua finca real del siglo XII.
Dedicarle un buen rato al zoco
Te gusten o no las compras debes bucear en este fenómeno de productos, gremios y gente. La cueva de Alí Babá está en el zoco de Marrakech y no en los cuentos de Las mil y una noches.
Regatear en las compras
Es una condición imprescindible si quieres comprar algo dentro de la medina de Marrakech.
Comprar cosmética natural
Lo más característico es el jabón negro, que se utiliza en los hammanes, y los productos elaborados a base de aceite de argán. Sin embargo tienes muchas opciones para el cuidado de tu piel, cutis y pelo. En mi primer viaje a Marrakech, hace 20 años, descubrí las pastillas de ámbar. Desde entonces son un imprescindible para aromatizar mi casa y mis armarios. Para comprar ámbar no será necesario regatear. Se vende por unidades y al peso y los vendedores suelen ser inflexibles.
Desconfiar del que te dice «amigo, amigo» o «esto es gratis«
En Marruecos nada es gratis y la amabilidad siempre forma parte de una estrategia: una propina por acompañarte, la visita a una tienda de un familiar o llevarte a algún destino que no estaba en tus planes. Para que esto les resulte más fácil, es frecuente que te digan que «esta calle no tiene salida», «el sitio x hoy está cerrado» y «mejor por aquí». Todo lo que hagas con alguien páctalo con antelación.
Ver la puesta de sol en la Plaza
Esto te permitirá observar la transformación de la plaza al anochecer. Sube a la terraza del Café de France o de cualquiera de los restaurantes dispuestos en torno a este emblemático espacio Patrimonio Intangible de la Humanidad. La plaza es el mayor espectáculo gratuito que conozco. Durante el día se congregan vendedores de zumos, frutos secos y plantas. Todos ellos aguantan desde primera hora del día hasta altas horas de la noche y conviven, de día, con cazaturistas con serpientes y monos disfrazados. Estos últimos están a la espera de incautos que quieren hacerse una foto de recuerdo. Los propietarios de animales se van con las luces del día y en ese momento empiezan a aparecer los cuentacuentos, los sanadores, los músicos y cantantes bereberes, las mujeres que hacen tatuajes en las manos con henna y las decenas de puestos de comida.
Cenar en los puestos de la plaza
Elige uno en el que abunden los clientes locales. Los hay temáticos y con cierta variedad. Es más fácil acertar en uno con variedad ya que los temáticos son de huevos cocidos, caracoles y cabezas de cordero. En los que tienen una oferta más amplia puedes tomar los típicos pinchos morunos, de carne y verduras, chuletas de cordero, calamares y algún pescado más, pastela, patatas fritas y berenjenas, fundamentalmente.
Acercarte a la gastronomía típica marroquí
Cuscus, tajine, pastela y, por supuesto, sus dulces típicos elaborados a base de miel y frutos secos. Estos últimos sólo si eres muuuuyyyy golos@.
Llevar siempre contigo un desinfectante para las manos
Pasarás gran parte del tiempo acariciando alfombras, descubriendo el olor del ámbar o el almizcle, probándote babuchas y collares y comiendo en puestos callejeros así que ser precavido suma puntos. Después de testar varios, mi opción es Amukina. Tiene un tacto fresco pero no pegajoso, es inodoro y lo mejor es que el tapón nunca me ha jugado la mala pasada de abrirse en la maleta -otros si lo hicieron-.
Espero que disfrutes mucho de Marrakech y que cumpla todas tus expectativas. Échale un vistazo a estas 10 curiosidades de Marrakech que te pueden aclarar algunas dudas. Rihlat jayida -buen viaje-.
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